Ven en un sueño, al despertar y por el Face
Perdóname por haberte llamado como llamo a las latas vacías de estaño,
pero te oigo a lo lejos y no puedo evitar llegar hasta ti y transformarme en, de entre todas las criaturas, una abubilla con sus leyendas; como hizo el demonio con el trono.
Esta mañana pasó por mi cabeza rodearte al igual que hace la enredadera de jazmines en casa de mi abuelo; y que estaba debajo de ti, como un planeta.
Pasó por mi cabeza que ni me ignorarás ni me abandonarás. Dime, pues, tú; ¿cómo pude derretirme y colarme bajo la puerta de tu soledad para después evaporarme y que tus guardianes etéreos me permitieran llegar hasta tus pulmones?