Los indios, los indios, los indios
Una calle azotada por el sol, sentado sobre su hombro; tu cara está ausente.
Pequeños carros llevan a los holgazanes hasta sus coches; sólo faltaba la lluvia tropical y la suciedad por el suelo para sentirnos en Bombay...
Como una turista tonta me empeño en hacernos fotos mientras sacamos la ropa de los almarios para hacer las maletas; hay poco entusiasmo y los cuerpos están cansados.
Entro en la casa como si volviera de la guerra; abro la maleta, la coloco boca arriba, mirando al techo.