Mueve tu mano para dibujarme en el espacio de la habitación. ¿Dónde estabas cuando tu vajilla se resquebrajaba y perseguías en sus tinieblas al aullido de los demonios de la soledad durante treinta años?
¿Bajaría a la calle así, con la marca de tu beso sobre el dorso de mi mano?
La Ceremonia Sufí escandaliza entonces,
Y, en la calle, las gentes desayunarían corazones de ave... y se atreverán al asombro místico,
hasta que tu vecino afgano, cuya barba causa miedo, se convierta en un corazón agachado que anda sobre dos piernas